Día 21

Nos levantamos muy temprano en la mañana para tomar el tren de antes de las 7 hacia Karlsruhe y de ahí transbordamos al que iba a Munich. Ahí nos bajamos para que Brandi conociera la ciudad. Sólo nos alcanzó para ir al centro y regresar y tomar en tren hacia Viena. Todavía nos faltaban como 5 horas de camino. Estuvo muy bueno el incidente de la chica que se sentó enfrente de nosotros que resultó que hablaba español sin que nosotros lo supieramos. Llegamos a Viena antes de las 7 de la tarde. Ahí en la estación de Viena lo primero que hice fue ir a la oficina de trenes para preguntar a si podía reservar de una vez el tren de Amsterdam a París el día que me regreso para ya tenerlo asegurado. Mientras yo estaba reservando Brandi investigó qué tren tomar para irnos al Hostal. Para sorpresa de los dos, no había oficina de Turismo en la estación del tren, increíble, si hasta hay en Karlsruhe. De todos modos nos fuimos al hostal, nos tardamos un poco en encontrarlo. Total llegamos, nos registramos, dejamos nuestras cosas y salimos para el centro por que no sabíamos que más hacer dado que no había oficina de Turismo, en eso, empieza a llover. La verdad no fue nuestro día, ese día la verdad si me decepcionó un poco la ciudad, aunque al día siguiente se reivindicara. Acabamos comiendo algo en un McDonalds de la estación de Karlsplatz, donde había puro vagabundo. Salimos a conocer el centro y buscamos algún bar para ir en la noche. Buscamos, buscamos y buscamos y no encontramos. En unos no había nadie, en otro había demasiada gente, en otros era muy caro. Lluvia, lluvia, lluvia. Que bueno que compré una boina en Munich, sino hubiera acabado resfriado. Encontramos un bar, nos quedamos ahí un rato. En la televisión estaban pasando MTV con subtitulos alemanes y entendía. Eso estuvo genial. Después nos regresamos al hostal ya que no sabiamos nada sobre los buses nocturnos para salir en la noche y el último metro salía a las 12:15. Día de viaje. Ya vendrá mañana.